Te busqué
tras el reguero de carne muerta,
tras la desolación del día de después,
tras el aliento fugitivo del desenlace
y el desierto vestido de escombros.
En la palma de mis manos
líneas dibujan animales.
Vendrás mañana en túnica blanca
porque la soledad nos hizo viejos.
Ven conmigo al final de la noche.
Acompáñame al último desastre.
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