Fría
fría te alzas
fría te clavas
y fría te tiñes de rojo.
Fría te mueves
fría me bailas
y fría desgarras pellejo
Fría la hoja
fría la huella
fría la carne
en la que fijas tu ojo.
Fría sosiegas
fría serenas
y fría me haces despojo.
El Ruido Vulgar
Buscándole un sentido al escritor deshecho que sufre mis insomnios
domingo, 21 de mayo de 2017
domingo, 17 de abril de 2016
Alprazolam (El gran desgarro)
Han venido a tomar la carne,
la carne muerta que desdeña sacrificio y memoria
y se consagra como suero vano en la existencia,
la carne que no pregunta por el hombre
pero oscuramente le mece en
un secreto pérfido y misericorde, en
mitad de la existencia misma, en
el silencioso placer del displacer.
Han venido, sí,
y descubres en ti el vivo rostro de la nada
mientras la humanidad
balbucea tarda
y conjura y se entrega al verbo
sin sospechar que la palabra, por ser palabra,
sólo conoce la mentira.
Han venido,
y un sexto dedo se yergue desafiante, señalando
el lugar donde un trazo minucioso ha
de abrir una y mil salidas,
donde el hombre cierre los ojos y
se deje caer,
regocijándose en el cosquilleo infame,
en el esbozo mortuorio que le llama y
le promete
unos segundos más.
la carne muerta que desdeña sacrificio y memoria
y se consagra como suero vano en la existencia,
la carne que no pregunta por el hombre
pero oscuramente le mece en
un secreto pérfido y misericorde, en
mitad de la existencia misma, en
el silencioso placer del displacer.
Han venido, sí,
y descubres en ti el vivo rostro de la nada
mientras la humanidad
balbucea tarda
y conjura y se entrega al verbo
sin sospechar que la palabra, por ser palabra,
sólo conoce la mentira.
Han venido,
y un sexto dedo se yergue desafiante, señalando
el lugar donde un trazo minucioso ha
de abrir una y mil salidas,
donde el hombre cierre los ojos y
se deje caer,
regocijándose en el cosquilleo infame,
en el esbozo mortuorio que le llama y
le promete
unos segundos más.
domingo, 13 de diciembre de 2015
Paroxetina (El gran colapso)
A la piedra
no le duele el ser
que sobre la piedra
se derrama.
Y en la piedra
ha de haber,
si no un estímulo,
una respuesta.
Y en la piedra
ha de haber,
si no un estímulo,
una respuesta.
El ser
proyecta
en la piedra
una imagen deteriorada
Y eso es, en verdad,
el ser:
acaso estímulo,
pero nunca respuesta.
proyecta
en la piedra
una imagen deteriorada
Y eso es, en verdad,
el ser:
acaso estímulo,
pero nunca respuesta.
jueves, 12 de noviembre de 2015
sábado, 7 de noviembre de 2015
viernes, 6 de noviembre de 2015
Insumisión VI
Sumidero del corazón o la desesperanza,
negro sobre negro,
poco me importa ya el color.
negro sobre negro,
poco me importa ya el color.
martes, 3 de noviembre de 2015
Jápeto
Tengo miedo.
Me tomas la mano pero
tengo miedo.
Estos ojos conforman un cadáver de cinco puntas y
está todo tan lejos…
Está todo tan lejos.
Me hablas,
me dices sin prisa que también tú
conoces el idioma de la nieve.
que, juntos, somos un fractal,
que el amor es un pálpito que se quiebra y juega en tu jardín.
Y te creo,
pero desde aquí no sé volver.
Y tengo frío.
Volver,
cuando el fuego es sólo fuego
y no me nombra, pero me exige
y no me duele, pero arde.
Volver, una vez más,
a interiorizar el dolor hasta convertirlo en odio,
a jugar en los árboles
donde ni siquiera la nada es ya un lugar.
Me ahogo.
Me ahogo.
En sueños me dicen:
"¿por qué no has muerto ya?"
En sueños me dicen:
"Te vas, y te estás perdiendo.
Seguimos siendo iguales".
Todo en mí se está perdiendo
y tengo miedo.
Hacia delante no veo nada
hacia atrás estoy solo,
¿es acaso dentro la única salida?
Me ahogo.
Hacia delante, soledad sin fondo.
Hacia atrás, soledad.
Dentro, dentro,
hasta consumir toda luz por mis ojos sin voz.
No hay ganas, ni motivos,
ni esperanza.
Solo yo.
Solo el miedo.
Me ahogo.
Me ahogo.
En sueños me dicen:
"¿por qué no has muerto ya?"
En sueños me dicen:
"Te vas, y te estás perdiendo.
Seguimos siendo iguales".
Todo en mí se está perdiendo
y tengo miedo.
Hacia delante no veo nada
hacia atrás estoy solo,
¿es acaso dentro la única salida?
Me ahogo.
Hacia delante, soledad sin fondo.
Hacia atrás, soledad.
Dentro, dentro,
hasta consumir toda luz por mis ojos sin voz.
No hay ganas, ni motivos,
ni esperanza.
Solo yo.
Solo el miedo.
jueves, 29 de octubre de 2015
jueves, 17 de septiembre de 2015
A qué vienes ahora a ver cómo me rindo,
cómo me aferro a ti sin consuelo
y me entrego cabizbajo
porque eres lo único que queda.
De qué sirve ahora esa actitud impasible, esa indolencia inquisitiva
cuando el veneno roe mi garganta y el polvo
encuentra su sendero en la vergüenza,
cuando te miro como perdido y fuera de mí
y me esfuerzo por postrarme en la inclemencia
que bosqueja en el espejo
el odio
la ausencia y el desprecio.
Te quiero cerca cuando menos te necesite,
quiero que me recuerdes el fracaso que soy
cuando todos rían a mi alrededor.
Que me llames inútil,
patético
y penoso;
débil,
cobarde,
estorbo tóxico y lamentable.
Que lo repitas cuando menos crea merecerlo,
que me pises y me pegues
hasta que comprenda en mi reflejo que
nunca fui ni seré suficiente.
Hazme caer al suelo y tiritar,
golpéame,
rómpeme,
pero no me dejes olvidar.
Menciona que estarás siempre conmigo,
que me ves llorar en silencio,
que me escuchas impávido cuando te doy la espalda,
que eres odio, ausencia y desprecio.
Muéstrame, si no puedes perdonarme
-y sé que no podré-
que sólo tú sabes quererme.
cómo me aferro a ti sin consuelo
y me entrego cabizbajo
porque eres lo único que queda.
De qué sirve ahora esa actitud impasible, esa indolencia inquisitiva
cuando el veneno roe mi garganta y el polvo
encuentra su sendero en la vergüenza,
cuando te miro como perdido y fuera de mí
y me esfuerzo por postrarme en la inclemencia
que bosqueja en el espejo
el odio
la ausencia y el desprecio.
Te quiero cerca cuando menos te necesite,
quiero que me recuerdes el fracaso que soy
cuando todos rían a mi alrededor.
Que me llames inútil,
patético
y penoso;
débil,
cobarde,
estorbo tóxico y lamentable.
Que lo repitas cuando menos crea merecerlo,
que me pises y me pegues
hasta que comprenda en mi reflejo que
nunca fui ni seré suficiente.
Hazme caer al suelo y tiritar,
golpéame,
rómpeme,
pero no me dejes olvidar.
Menciona que estarás siempre conmigo,
que me ves llorar en silencio,
que me escuchas impávido cuando te doy la espalda,
que eres odio, ausencia y desprecio.
Muéstrame, si no puedes perdonarme
-y sé que no podré-
que sólo tú sabes quererme.
miércoles, 16 de septiembre de 2015
Hay un hombre sentado en la orilla
buscando su rastro entre la arena
que practica en su cuerpo el fracaso donde
los muertos hablan de pulsaciones y rutinas.
Soy sólo mi sombra cuando el mar cubre mi espalda
y la sal se filtra por mis labios y el olvido.
Soy el antes y el después
porque no quiero estar aquí.
Ser feliz fue solamente pasear la vida de puntillas.
Pero si no tuvieras que intentarlo torpemente para empezar a darte cuenta,
si existieras sólo en el amor que nunca aprendiste a merecer,
si no danzaras bajo el agujero que con saña se extiende y cierne
sobre ti
como aquel verso cobarde que te niegas a dejar escrito.
Hay un hombre muerto en la orilla
que ha escrito en la arena su rastro:
"Caminante, no hay camino,
no hay camino,
no hay camino".
buscando su rastro entre la arena
que practica en su cuerpo el fracaso donde
los muertos hablan de pulsaciones y rutinas.
Soy sólo mi sombra cuando el mar cubre mi espalda
y la sal se filtra por mis labios y el olvido.
Soy el antes y el después
porque no quiero estar aquí.
Ser feliz fue solamente pasear la vida de puntillas.
Pero si no tuvieras que intentarlo torpemente para empezar a darte cuenta,
si existieras sólo en el amor que nunca aprendiste a merecer,
si no danzaras bajo el agujero que con saña se extiende y cierne
sobre ti
como aquel verso cobarde que te niegas a dejar escrito.
Hay un hombre muerto en la orilla
que ha escrito en la arena su rastro:
"Caminante, no hay camino,
no hay camino,
no hay camino".
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